Expresionista sin más remedio

Buena década del 60
Por Gil Tovar
Uno de los que aparecieron con la marca del talento en aquellos años presenta ahora su trayectoria de veinte años como pintor, con una completa o casi completa retrospectiva de más de 250 obras, capaz de ofrecernos una buena idea de su evolución.
Pintor poderoso, sumergido en la visión de un mundo intenso a través del color, el barranquillero Loockhart es verdaderamente la pasión de pintar. Expresionista sin más remedio, su obra constituye un ejemplo de lo tantas veces se ha dicho teóricamente sobre este estilo que halló sus manifestaciones más típicas dentro del mundo germánico; que los sentimientos, fuerza matriz de la expresión, no sean sumergidos por la pintura ni representados por ella, sino que sean ella misma. También es ejemplar expresionista Loockhart por la facilidad con que en los momentos de creación hace emerger lo patético, oscureciendo toda otra manifestación del alma. De ahí que casi necesariamente, haya tenido que "caer" durante los últimos años en la pintura "alla prima"; en lo que vemos lo más consecuente de su trabajo; porque pintar "alla prima" como es sabido es una solución técnica apoyada en una habilidad de oficio que consiste obtener el resultado que se busca sin ir más allá de un solo y definitivo toque de pincel, sin insistencias, capas sucesivas ni retoques. En otros pintores, pintar así puede que sea una muestra de capacidad pictórica, de destreza. En los expresionistas no puede ser sino una necesidad técnica sin la cual los principios mismos del estilo no se hacen evidentes. Y la evidencia es una de las cosas que también hacen bueno el expresionismo.
Ante la obra de Loockhart se recuerda frecuentemente a Kokoschka, tanto por la manera como por la intención de agitar los motivos de inspiración; y a Ensor y a Solana, por el afán de penetrar con cierta obsesión en mundos de apariencia alegre. En los más recientes años, ese mundo es para Loockhart e/ de los "congos" costeños y el de los "travestis" bogotanos, que se presentan a maravilla para sus masas de color disonante y su movimiento tembloroso. Como Weininger, este buen pintor barranquillero parece sentir la pasión y la "alegría triste" por el caos.